Fuentes antiguas lo confirman
Ilaria Ramelli Los Evangelios son ciertos. O, esto al menos, es lo que los testimonios antiguos sobre la composición de los Evangelios prueban. Las fuentes de los primeros siglos muestran que éstos han sido escritos poco después de la muerte de Jesús, cuando estaban vivos los testigos oculares de los eventos narrados. Éstos podrían haberlos desmentido si hubieran sido falsos. Pero, no lo hicieron...
Las fuentes más antiguas sobre el origen de los Evangelios son a menudo juzgadas como rechazables en la investigación científica. Pero recientemente B. Gerdharsson ha mantenido que los Evangelios son fiables históricamente y que "vuelve a resonar en ellos la verdadera voz" de Cristo. Para R. Bauckham los Evangelios fueron transmitidos bajo la escolta de testigos oculares bien identificables. Por lo tanto hay que volver a la tradición sobre la composición de los Evangelios, que debe ser analizada de manera crítica: por eso analizo los testimonios ofreciendo nuevos relieves y añadiendo uno nuevo. Eusebio de Cesárea refiere una noticia de Clemente Alejandrino (confirmada por Papa), que sitúa la redacción del Evangelio de Marcos en el tiempo del emperador Claudio, después de la primera visita de Pedro a Roma, en el 42: "Bajo el reinado de Claudio, la Providencia (...) condujo a Pedro a Roma", que "predicó la Buena Nueva". Al partir Pedro, Marcos puso por escrito la predicación y Pedro, lejos de allí, aprobó lo escrito; fuentes es esto, añade Eusebio, son Clemente y Papa, los cuales, además "dicen que Marcos fue enviado en primer lugar a Egipto y predicó allí el Evangelio que había escrito". Además, la fijación del fragmento del Evangelio de Marcos, llamado 7Q5, coloca la redacción de este Evangelio no más allá de los años 60 del primer siglo, y ya en el tiempo de Claudio, confirmando lo que dice Clemente. También Ireneo atestigua "Mateo, entre los hebreos, en su propia lengua, produjo una versión escrita del Evangelio, cuando Pedro y Pablo predicaban y fundaban iglesias en Roma. Después de sus respectivas marchas, Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, nos transmite también él de forma escrita lo que era anunciado por Pedro, y Lucas, que acompañaba a Pablo, desplegó en un libro el Evangelio que había sido anunciado por él. Después Juan, el discípulo del Señor [...] publicó el Evangelio mientras permanecía en Éfeso, en Asia. Mateo escribió en el tiempo de la predicación de Pedro y Pablo en Roma. Se sabe que Pablo predicó durante la detención en el 56/7 y que Pedro había venido por primera vez a Roma en el 42. Por lo tanto, como explica Ireneo, Marco escribió lo que había predicado Pedro: esto confirma que Marcos se basa en la predicación petrina en Roma bajo Claudio, cuando Pablo todavía no había llegado. Y Lucas escribió mientras el Evangelio "era anunciado" por Pablo: tanto Lucas como Marcos escribieron cuando Pablo Y Pedro estaban vivos, antes del 64; primero escribió Marcos, en base a la predicación de Pedro, y después Lucas, en base a la de Pablo.
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